Jugamos a ser humanos en esta habitación gris...
jueves, 31 de mayo de 2012
martes, 22 de mayo de 2012
Comparte mi infierno
Rímel. Pintalabios. Unos tacones demasiado altos para bajar
al infierno esta noche.
Hielo. Ron. Hacemos la cuenta atrás contando los grados de
alcohol. 38, 20, 7…Cero.
La música empieza a perforar mi cabeza, y las eses que dibujan mis pies me abren paso al hueco de siempre. Me acuerdo de ti como cada noche,
cuando puedo evadirme y fingir que te busco sin querer. Echo un vistazo. Mi
demonio no está esta noche. No estás.
Unos ojos llevan siguiéndome desde que he entrado. Podría
girarme y mirarle. Podría cruzar una mirada con él y que se acercara. Había que matar el tiempo de esa noche vacía.
Baila detrás de mí, me lleva contra la puerta de ese baño
sin pestillo en busca de algún veneno. Solo iba a encontrar unos labios demasiado
mentirosos, y una mirada fría que evitar. No sabría mi nombre, mi teléfono. Me
doy a conocer entre flash y flash de luces de colores de este tugurio, mientras
se preocupa de que no me escape entre calada y calada. Me busca, me dejo
encontrar, pero yo no le busco a él. Yo solo quiero mi demonio. Parece que lo
que nos devora por dentro es lo que más nos llena. Una pena, parecía mono. Nos
cansamos de aquello por lo que no tenemos que luchar. “Capricho” es como te voy
a llamar –pensé- .
Probablemente no recuerde tu nombre cuando acabe la noche.
Paradójicamente, nos gusta aquello que no podemos tener, para llenarnos la vida
de retos y hacerla más interesante; y a él, había sido demasiado fácil conseguirle.
Le doy un poco de mí, lo suficiente para no matarle. No me iba a querer soltar.
Le dejo que siga recorriendo mi cuello mientras pierdo mi
mirada en los azulejos, en ese espejo lleno de gotas veo cómo se corre mi rímel. Demasiado calor. De momento solo viene de él. ¿Dónde estás cuando más te
necesito? Le imagino con tu forma endemoniada, son tus ojos los que me harían
arder a mí. Me muerde el labio, va por buen camino.
Tira el cigarro. Parece que va a necesitar las dos manos.
Sus manos debajo de mi camiseta sudada no iban a encontrar mariposas por mi
tripa, sólo algún capullo que algún día dejaré volar, pero hasta entonces, hoy te
sigo buscando, capullo…
El día que te cruces en mi camino… Vamos a crear otro
universo. Vamos a hacer que los domingos dejen de saber a despedida y sean
especiales, sin notar como duele al llegar al lunes: estaré tan ocupada
poniéndote la piel de gallina… Me arrancarás la piel, mientras yo te ayudo a afilarte las uñas. Te cogería de la mano hacia el infierno, para que me dieses
calor hasta que me quemases como solo tú sabes hacerlo.
Consúmeme y luego, te
dejaré mis recuerdos en ceniza, esa de la que tanta gente habla, que siempre
queda.
Hazme acumular errores, hasta que el contador tenga que
volver a empezar de 0. Quiero equivocarme, no hacer lo correcto y saborear cada
fallo, que todos sepan a ti.
A ninguno de los dos nos gustan las cuerdas, de
esas que atan. Nos buscamos siendo locos, que de cuerdas y cordura no entendemos
nada. Dame momentos por vivir, que se me están acabando, y el día que mueran,
tú te vas a desvanecer con ellos.
Quizás solo nacemos para morir en el momento adecuado. Ir al
cielo no iba a ser tan tentador, tan irresistible.
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