lunes, 30 de diciembre de 2013
lunes, 16 de diciembre de 2013
"Sentencio lo nuestro, diciendo que el fallo más grande pasó por guardar solamente los días más gratos, y olvidar los demás"
Tal vez, ¿has pensado en renunciar?
TÚ aún no.
Tal vez, ¿te conseguiste equilibrar?
TÚ aún no.
Hada helada en vuelo inerte, tú nunca cambiarás.
TÚ aún no.
Tal vez, ¿te conseguiste equilibrar?
TÚ aún no.
Hada helada en vuelo inerte, tú nunca cambiarás.
N=2
"Es muy difícil conformarse con lo bueno cuando piensas que has tenido lo mejor"
Y lo cierto es que si consigues que una sola persona en el mundo piense esto de ti, algo estás haciendo bien, y por lo tanto, quien no lo sabe ver, lo está haciendo muy, pero que muy mal.
Y aunque ya aterrizados, seguimos caminando por el asfalto.
Y lo cierto es que si consigues que una sola persona en el mundo piense esto de ti, algo estás haciendo bien, y por lo tanto, quien no lo sabe ver, lo está haciendo muy, pero que muy mal.
Y aunque ya aterrizados, seguimos caminando por el asfalto.
Vamos a equivocarnos.
El ser humano, capaz de ponerse 8 alarmas para despertarse un lunes, ¿cómo no va a cometer el mismo error dos veces en toda su vida?
O tres.
O...
O tres.
O...
lunes, 30 de septiembre de 2013
Sobre-dos-is
Con la misma responsabilidad que llevabas de pequeño la taza del desayuno por el pasillo: "que no se me caiga, que no se me caiga..."
Igual. Llevas algo tan frágil entre las manos, con tanto cuidado de que no se te caiga, de que no sufra ningún daño de nada ni nadie, que, sin darte cuenta, él, el corazón, está robando toda tu atención; no te deja ver más allá de él mismo, ese pasillo sin fín.
Te estás quedando ciego, pequeño.
Te estás quedando ciego, pequeño.
Octubre.
Te has pasado tanto tiempo pensando que eras tú quien elegía morir súbitamente en recuerdos efímeros, que ahora no hay forma de recomponer el puzzle, has perdido la tapa de la caja, la imagen original. Ya no sabes ni cómo era, ni siquiera lo que era, ni si era.
Y ahora vas moribundo, recogiendo pedazos, buscando abrazos.
lunes, 2 de septiembre de 2013
31
La noche en la que se acababa el
mundo no nos pilló bailando, o al menos no gastábamos las suelas de los zapatos
en ninguna pista. Hacía un rato que había parado la música, no quedaba nada ni
nadie, solo trozos rotos de serpentina, copas sin acabar y ganas olvidadas,
sobre todo ganas.
Ahí estaba, mirando al techo buscando
algún monstruo para poderme esconder, sin fijarme en ti, a escasos cinco centímetros
de mí. Las tormentas arrasarían con todo, dentro y fuera de las cuatro paredes que
nos rodeaban. Doble ventana; sin embargo el frío seguía atravesándolas,
atravesándonos; raro, porque estaba abraza a ti y aun así seguía congelada.
La noche en la que se acababa el
mundo me desperté varias veces, me gritabas sin hacer ruido, casi sin rozarme. Ahí
estabas tú. Seguías, a mi pesar. “Míranos, cómo nos gusta perder el tiempo,
incluso cuando se está acabando, ya ni podemos inventarlo, ni recordamos cómo
pararlo, ni siquiera sabemos si todavía podemos hacerlo”.
Tú también mirabas al techo,
parecía que en medio de la oscuridad era lo único claro… Éramos tan
indiferentes, que la noche en que se acababa el mundo, nosotros sucumbíamos al
mismo tiempo, sin darnos cuenta.
miércoles, 21 de agosto de 2013
Deshaciendo maletas, haciendo recuerdos
Y yo que sin esperarlo me había quedado con las manos ardiendo, con una habitación llena de caos y algún mordisco de más. Y sin tiempo, sobre todo sin tiempo...
miércoles, 12 de junio de 2013
Instrucciones
Todo sería más fácil si cada persona llevara adjunto un manual. Sabríamos interpretar cada gesto, cada palabra, e incluso cada mentira – porque sabríamos cuando mienten. Entonces moriríamos.
Sí, moriríamos. Todos morimos tarde o temprano, pero entonces nos mataría la propia vida.
Porque al fin y al cabo, ¿qué es vivir? No lo sé, ¿tú lo sabes? Claro que no. ¿Felicidad, placer? – un mundo lleno de hedonistas estaría bien – como definición de vivir.
Pero yo no me refiero a nada de eso, hablo de vivir de verdad, o al menos, lo que empieza a significar para mí. Hablo de arriesgarte y hacer lo que realmente queremos hacer, con miedo, para luego perderle y reírnos de él... Y eso solo se puede aprender de dos maneras: la primera, a base de golpes; la segunda, dándole la mano a alguien y dejar que te lleve.
Y como no me gusta darme golpes, dame la mano.
Sí, moriríamos. Todos morimos tarde o temprano, pero entonces nos mataría la propia vida.
Porque al fin y al cabo, ¿qué es vivir? No lo sé, ¿tú lo sabes? Claro que no. ¿Felicidad, placer? – un mundo lleno de hedonistas estaría bien – como definición de vivir.
Pero yo no me refiero a nada de eso, hablo de vivir de verdad, o al menos, lo que empieza a significar para mí. Hablo de arriesgarte y hacer lo que realmente queremos hacer, con miedo, para luego perderle y reírnos de él... Y eso solo se puede aprender de dos maneras: la primera, a base de golpes; la segunda, dándole la mano a alguien y dejar que te lleve.
Y como no me gusta darme golpes, dame la mano.
"Tú me llevas..."
lunes, 27 de mayo de 2013
El deshielo
Un día volvió a sonar. Gemían latidos disfrazados de gritos de auxilio. Era aquel desconocido al que todo el mundo llama "corazón", que está en todas partes menos donde pone en los libros.
...y es que igual que algunas ranas en invierno, que se congelan y suspenden sus funciones vitales para burlar a la muerte, puede dejar de respirar, de pensar... sin embargo, su corazón nunca deja de latir, permanecen inexplicablemente vivas. Así es como esa rara especie engaña al invierno, tras permanecer helada a la espera de que llegue el calor para descongelarlas, para volver a sentir fluir la sangre, algo que ha sido capaz de hacer tras miles de años de evolución, durante la glaciación.
y como las ranas, se desplaza entre los nenúfares.
No se ahoga en el agua. Respira en la tierra. Tolera la congelación. Directa al infierno.
viernes, 26 de abril de 2013
jueves, 25 de abril de 2013
Se consumió
Quizás algún día los huecos que nunca llenamos fueron los precipicios donde debimos saltar. Pero ya están llenos, rebosan, y ni siquiera hay una parte de mí. Lo llamaban "el abismo de los invencibles"
Autodestrucción
Ella es la número uno,
cumple estaciones detrás de los helechos,
espera entre farsas y farándulas mientras te espera
y ahí estás
con los hilos de otro títere,
y se ha caído, nadie la sujeta
porque no sabe cómo caminar
se le ha olvidado hasta respirar
prefiere el miedo real antes que su imaginación la destruya,
pero quiere más,
tantas embestidas como latidos,
ya nadie hace pactos con ella,
un día vendió su alma al diablo y noquiere sabe recuperarla.
cumple estaciones detrás de los helechos,
espera entre farsas y farándulas mientras te espera
y ahí estás
con los hilos de otro títere,
y se ha caído, nadie la sujeta
porque no sabe cómo caminar
se le ha olvidado hasta respirar
prefiere el miedo real antes que su imaginación la destruya,
pero quiere más,
tantas embestidas como latidos,
ya nadie hace pactos con ella,
un día vendió su alma al diablo y no
domingo, 10 de marzo de 2013
miércoles, 27 de febrero de 2013
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