martes, 17 de julio de 2012

Carretera y speed... toda la noche

Coincidencia. Rencuentro. Sonrisa. Mirada. Beso. Gemido. Llanto. Rencuentro. Final feliz.
TIC
TAC
TIC
TAC

La misma sensación de siempre tras ver una película de amor.
Suspiro.
Ilusos. No hacen películas de la chica mala. Quizá porque nadie las quiere. Quizá porque no existen. Quizá porque nadie quiere que existan.

Tan poderosa y tan frágil. Contradictorio, ¿no?

Adictiva. Droga. Te mata. Por desgracia el deseo supera al miedo de encontrarte con una de ellas.

La imaginación deja de estar bajo tu control. La has visto tantas veces que te está volviendo loco. Demasiada intriga para tantas ganas. Dale otra calada a ese cigarro de la risa. Ahora solo quieres sentir. Fingir que la tienes. Parece que puedes tocarla. Parece que puedes morderla el cuello. Se te desvanece, igual que el humo en tu garganta.

Una chica mala, que te haga quebrarte la cabeza. Intenta comprender cada palabra que se desliza por tus sábanas; cada silencio que revienta tus oídos; cada falso gemido. Lo sabes, te encanta. Quieres más. Adictiva. Droga. Te mata.


No hacen películas de la chica mala. No se encuentran fácilmente. Pocos tienen la desgracia de disfrutar de ellas. Demasiado complicadas. Demasiado impredecibles. Demasiado poderosas. Demasiado frágiles. Nunca demasiado arriesgado.

Una historia de película. Sin segundas partes. Indefinida. Sin principio, ni final. Parando el tiempo. Sólo…detenlo. Para ti. Para tu chica mala. Para que deje de ser una imaginación y te invada inútilmente.

Un abismo. Imagínatelo… y ahora asómate. ¿Ves la oscuridad infinita? Lánzate conmigo. Nos esconderemos mientras tomamos un helado en invierno.