domingo, 11 de marzo de 2012

Rutinas



Cuando se despertó, no recordaba nada de la noche anterior. 
A ratos intenta levantar los párpados. No consigue ver nada definido. La luz de farolas que se desliza por las persianas le ciega. Tiene sed. Otro trago.
Un amor, dos susurros, tres engaños, cuatro rotos, cinco decepciones, seis silencios, siete caladas, ocho botellas para olvidar toda una vida.
Así día tras día, noche tras noche, sin apenas recordar los últimos minutos.
Pasa la vida dejando que alguien mueva sus hilos, cortándolos, haciendo nudos asfixiantes. Escondido tras humos de colores, gotas que recorren cristales… 
Volverse a dormir, despertar, dejar de recordar...



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