– Solo un poco más, ya casi hemos llegado al lago, te va a encantar – insistió El Lobo
– Llevamos tres meses corriendo, huyendo, diciéndome lo mismo Lobo...
– Confía en mí, vamos a llegar. Total, no pierdes nada, ¿no?
– Supongo... Pero ya hemos pasado muchos lagos y no paramos en ninguno
– Éste será el lago más bonito que jamás verás – dijo El Lobo tomándole la mano a Caperucita
Caperucita miró las manos entrelazadas, enredadas, demasiados nudos.
– Lo siento Lobo, yo me quedo aquí, estoy cansada de correr sin rumbo – le soltó la mano, y se fue.
– Éste será el lago más bonito que jamás verás – dijo El Lobo tomándole la mano a Caperucita
Caperucita miró las manos entrelazadas, enredadas, demasiados nudos.
– Lo siento Lobo, yo me quedo aquí, estoy cansada de correr sin rumbo – le soltó la mano, y se fue.
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